Cocinas a las que puedes llamar para decirle qué quieres de comer, cucharas que identifican que te vas a llevar a la boca (y a que temperatura está), bolsos con lámparas interiores, robots bailarines y conversadores para que nunca te aburras en casa, camisetas que te avisan si alguien te esta abrazando a la distancia y largo etcétera es la lista de objetos «cotidianos» que se presentaron esta semana en Nueva York.
No sé pero este tipo de noticias siempre me han parecido un poco engañosas. Y de ahí a que un grupo masivo de personas usen estos «adelantos» hay un trecho bien largo (¿puede llamarse adelanto un robot conversador? Perdón, bórrenme de la lista, pero hablar con un androide es lo último que yo imagino para mí futuro). Si fueran ciertos estos vaticinios entonces en este año ya existirían carros voladores, viajaríamos en vacaciones a la Luna —quizá incluso a Marte— nos teletransportaríamos, los platos los lavaría robotina… qué se yo. Al menos todo sería muy diferente a como en los ochentas nos contaron que iba a ser el siglo XXI. Y ya vemos que seis años después, con algunas excepciones, la vida en términos generales es básicamente la misma.
Y se suponía que esto iba a ser el futuro.
Fuente de la imagen: Wikipedia
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