Los guionistas de los Estados Unidos están en huelga. Eso que no deberías ser noticia en Colombia a mí personalmente se me antoja muy interesante. Primero porque creo firmemente que estamos viviendo una época dorada en la TV mundial y que a diferencia del cine es la TV la que está innovando. Mientas el cine hace ya varios años está reencauchando viejas películas (The Italian Job 1969, 2003; Alfie 1966, 2004) o viejas series de TV (Transformers, Get Smart [AKA El Súper Agente 86]) la TV gringa está inventando nuevas historias, nuevos formatos o simplemente giros de tuerca a las historias de siempre lo cual resulta a veces muy interesante (por ejemplo hacer que un doctor y especialista en enfermedades infecciosas tenga física aversión a tratar pacientes, como el caso del Dr. Gregory House). Me parece interesante ver qué va a resultar de este forcejeo.
Segundo porque creo que esta huelga de guionistas nuevamente evidencia el cómo las grandes industrias del entretenimiento —a veces de la música otras veces del cine, en este caso de la TV) son increíblemente lentos a la hora de hacer cambios acordes al nuevo estado de las cosas que ha cambiado mucho la manera en como, por ejemplo, vemos TV. Pongamos en contexto: Por mucho tiempo la tv se veía principalmente, como no, en el televisor. Ahora si embargo al asunto no es tan sencillo y en países como USA muchos programas se pueden descargar legalmente en sitios como iTunes o en las webs de las mismas cadenas (eso sin contar las descargas ilegales). Es así que series como Lost o Desperates Housewives han sido descargadas literalmente millones de veces por usuarios que ven cada episodio en su computador, celular o PDA. Por cada descarga de una web de la distribuidora es necesario ver un anuncio comercial antes del episodio, del cual se beneficia por supuesto la cadena. Los guionistas no reciben ni un centavo. Por cada descarga en iTunes (cada episodio vale 1.99$) los guionistas reciben… nada. Eso sin contar que en el auge de comprar las series en formato devedé los guionistas sólo reciben tres centavos de dólar de un disco que cuesta veinte dólares.
¿El argumento de los estudios? Ellos responden que no sacan casi nada de la web, que la descarga de la series es puramente "promocional" y que como el negocio cambia tan rápidamente aún nadie sabe cómo rentabilizar los contenido en internet. Mientras tanto ya hay programas como los late-shows que ya llevan una semana a punta de repeticiones y series como The Office, 24, Desperates Housewives, Two in a half men han sido canceladas o aplazados sus estrenos hasta nuevo aviso. Se dice que LOST ya no irá en enero como se tenía previsto y que incluso se vaya hasta el 2009 e además se habla de que otras series ya no se presentaran nunca más. Mientras tanto los televidentes se cansarán de las repeticiones y la avalancha de realities, concursos y magazines que le están pasando. Si estuvieran acostumbrados a la tele colombiana no les parecería tan malo ¿no?
Los estudios terminarán cediendo, las darán los quince centavos por devedé que piden los guionistas y conciliarán cuánto recibirán por cada episodio descargado en la red. De lo que se trata acá, no obstante, es de ver hasta que punto la industria del entretenimiento demuestra una estupidez sin límite. Mientras deciden qué hacer y dando tumbo tras tumbo se darán cuenta que en unos años ya nadie verá la televisión como lo hacemos hoy. Se darán cuanta, quizá muy tarde, que la tele se ve cuándo y cómo el usuario lo decida, que los tiempos cambian y que tanto para guionistas, actores, directores, camarógrafos, televidentes y todos lo que están de éste y del otro lado de la pantalla la experiencia de la televisión será muy distinta a lo que fue algún día.
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