03 enero 2013

A Touch of Cloth


En 2012 año vi mucha televisión. Tanta que tuve pocas ganas, tiempo e interés en escribir sobre ella. Ahí está el dilema o me siento pasivamente frente al computador a ver series o me siento activamente frente al mismo aparato a escribir sobre lo que veo. Ambas cosas me gustan pero por alguna razón mi cerebro (y mi trasero) prefiere la primera opción.
Pues bien una de las muchas cosas que vi fue A Touch of Cloth  producción inglesa de solo dos episodios larguitos. Esa razón, su brevedad, y su creador Charlie Brooker me hizo descargarla y verla en una sola noche. Charlie Brooker se hizo popular porque hace justo un año hizo Black Mirror serie de tres episodios que levantó todo tipo de comentarios, a favor la mayoría, por su originalidad, temática y polémica subsiguiente. Todavía se habla de ella y si el lector no la ha visto debería dejar de leer ahora mismo y ponerse a conseguirla.
A Touch of Cloth  es una serie de policías. Los protagonistas son Jack Cloth un detective que se ha tomado un receso por la muerte de su esposa lo que lo ha sumido en una especie de oscuridad. A su regreso se encuentra con que tiene una nueva compañera Anne Oldman cuya vida personal es otro completo desastre debido a su excesivo trabajo y gran ambición. Ambos tendrán que trabajar en los misteriosos asesinatos que tienen conmocionada la ciudad. Hasta acá nada del otro mundo y en cambio se ven clichés por todo lado.
Que es justo lo que quiere su creador pues A Touch of Cloth  no es sólo un drama policial normal sino además la excusa perfecta para parodiar todo el género que tan bien conocemos de las producciones gringas. Y en A Touch of Cloth  se ven exagerados, dramatizados y ridiculizados todos los clichés del género. Es para describirlo mejor una nueva versión de esas películas ochenteras tipo “¿Dónde está el policía?” y todas esas ‘Locademias’ que salieron y que llenaban los 90 minutos con gags absurdos que hacían reír precisamente por su ridiculez. En A Touch of Cloth todo es objeto de mofa y a partir de esa premisa se construyen los dos episodios de la serie.
Una parodia. Y una parodia hecha en el Reino Unido. Eso y el tener un par de horas libres para descansar de las producciones gringas fueron suficiente razón para animarme a verla sin mayor pretensión que reírme un rato con chistes absurdos.
Quizás alguien más se anime.
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