Acabo de terminar —maravillado— la primera temporada de Louie. La tenía encarpetada hace un par de meses y como en mi casa es inactividad e inercia en estos días aproveché para ver un par de episodios… que resultaron ser toda la temporada completa más la única temporada de ”Lucky Louie” una extraña serie que hizo para HBO hace unos seis años y que es algo así como el génesis de lo que está haciendo por estos días.
Acá están lo que para mí son las cinco razones para ver a “Louie”:
1. Irreverencia. Pero de la genuina y no de la que presumen muchos como una pose hoy en día. El humor de Louie es doloroso, hiriente, brutal y muy a menudo cruel. Louis C. K. como pocos consigue hacernos reír de cosas que probablemente no nos reiríamos en público. El episodio en el que trata de razonar porque no nos deberían caer mal los pederasta es un buen ejemplo de ello. Louie habla sin censura sobre lo que en teoría no se debería hablar en público, sexo, raza, religión y política. Consejo gratis: La experiencia de ver a “Louie” se disfruta mejor si se ve solo. Trate de no hacerlo en presencia de otras personas.
2. Louie es como usted o como yo. No nos engañemos, Louie es un personaje por más que el actor que lo encarna nos quiera hacer creer que es algo real. El asunto radica en que es un personaje tan perfectamente retratado que uno inmediatamente logra identificar el perdedor que todos llevamos dentro (quiero creer que todos). Las relaciones de pareja, de amistad, la crianza de los hijos, la crisis de la mediana edad y otros desafíos los trata de la única manera como sabe manejarlos, estos es desde el humor, que es quizá la mejor manera de abordarlos.
3. La estructura de los episodios. Se pudiera resumir con la estructura es que no hay estructura. A veces comienza con un monólogo luego a una escena. A veces empieza con la escena y luego los monólogos. Cuando está en el escenario Louie pareciera que tiene todas las respuestas y de una sensación de seguridad o tranquilidad en su personaje, pero una vez se baja y empieza a caminar se dejan ver todas sus inseguridades e inquietudes. A decir verdad el tema de los monólogos pudieran traer recuerdos de Seinfeld (otra joya) pero las similitudes llegan hasta ahí. Seinfeld es un genio del humor blanco mientras que Louis C. K. es el genio de la oscuridad, tanto así que leí por ahí que al lado de Louie, Seinfeld es “La Sirenita”. Y no es una exageración.
4. Libertad creativa. El canal que le paga a Louis C. K. le ha dado toda la libertad de hacer lo que quiera. Si esa libertad se la dan a alguien promedio lo más probable es que no salga nada de ahí. Pero el darle ese poder a alguien con ese talento es una garantía de que lo que saldrá al aire es excelente. Por cierto, es el mismo Louis C. K. quien escribe, edita y dirige cada episodio. Sólo así —dice el— se asegura que salga exactamente lo que quiere pues sólo él tiene el control creativo absoluto.
5. Las historias. Las historias en Louie no tienen nada de extraordinario en sí mismas. Lo que no signifique que siempre van a terminar de manera ordinaria y que no estén exentos de momentos hilarantes en su desarrollo. Cualquier historia, y esto es tal cual, puede resultar siendo un episodio inolvidable.
Louis C. K. es en sí mismo un personaje interesante e innovador. Por ejemplo, el mismo vende sus monólogos grabados sin intermediarios, a precios más que razonables y sin ninguna restricción posterior sobre el archivo que vende. Así vendió su último monólogo llamado “Live at the Beacon Theater” que con un costo de sólo cinco dólares y con solo la promoción del “boca a boca” generó ganancias por más de un millón de dólares y más de 220.000 descargas. Además fue premiado con un Emmy el pasado septiembre.
Yo mientras tanto espero otro fin de semana para comenzar a verme la segunda temporada. Usted véalo —si quiere— bajo su propia responsabilidad.
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Publicado originalmente en Todo lo que hay
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