14 noviembre 2006

China y la libertad de expresión

Decir que a Bill Gates algunos lo aman y otros lo odian sería repetir lo que ya hace rato se sabe. Pero aún así diga lo que se diga el tipo a veces sale con comentarios muy interesantes.

Uno de ellos es reproducido por ‘The Observer” y por lo menos a mí me puso a pensar un rato (bueno, unos minuticos para ser más preciso). Le preguntaron a Gates sobre su opinión en relación a la persecución y censura de la cual son víctimas los usuarios de internet en la China especialmente de algunos contenidos. Uno pensaría que el magnate aprovecharía para despacharse en contra de las autoridades chinas alegando mayor libertad para los chinitos. Pero no, y ahí está la sorpresa. Ante la pregunta contestó: "¿Interesa o no que Internet posibilite un mayor acceso a la información disponible en ese país?" y paso seguido recomienda que antes de estar juzgando por ahí, sería mejor ir a la China y preguntarle a las personas lo que ellas quieren. Y luego señala:

"Hay una tendencia a exportar a otros países las prioridades de Occidente"

Esa es la idea que me llamó la atención ¿Y quién dijo que a los chinos les interesa (o al menos es su prioridad) la libertad de expresión? ¿Por qué se nos ocurre a todos que la necesitan tanto como nosotros? ¿Alguien puede decir que entiende a la perfección una cultura milenaria como para afirmarlo con tanta seguridad? ¿A los chinos les gusta tanto la internet como a nosotros?


Pues yo no sé. A la final los chinos se cansaron ya de estar callados y dejarse guiar como hasta hace unas décadas. O a lo mejor están felices y orondos con sus trabajos de dieciséis horas al día, o quién sabe, quizá están preparando ahora mismo una revolución en secreto. No sé nada de China y como no sé nada entonces mejor me callo.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

este problema lo asimilo con la mentalidad de las diferentes religiones y modelos culturales. eso de creer que uno tiene la misión en este mundo de hacer entrar a los otros en razón respecto a lo que uno piensa es algo muy perjudicial.

Galo dijo...

La cosa es complicada, de por sí siempre he pensado que cada pueblo debe seguir su curso y nosotros no debemos inmiscuirnos en esos asuntos. Sin embargo, cada vez tenemos más relación entre oriente y occidente y eso hace que los choques sean inevitables. Tal vez en algún momento ellos tomarán algunos valores occidentales (de hecho, ya lo han hecho) y nosotros tomaremos algunas cosas de ellos.

Anónimo dijo...

El problema de la postmodernidad es propiamente este. la globalización de lo local y la localización de lo global trae consigo un gran riesgo que es el del narcisismo identitario o la hipérbole de los valores de cierta identidad, ya sea individual o comunitaria.

es decir que cuando una comunidad se extralimita y piensa que su identidad debe ser acogida por otros escenarios locales esta errando de soberbia y narcisismo.

Escribo esto porque me estoy leyendo un buen libro llamado Política Mente de Patxi Lanceros, editorial anthropos.

en palabras del autor:

"El desafió que impone la comunidad en un mundo plural y complejo...no se satisface ni con las propuestas de un individualismo liberal, ciego y sordo ante cualquier demanda identitaria que no se ajuste a sus periclitados presupuestos ontológicos, ni con las propuestas de una reiterada y obligatoria sumisión a los múltiples ídolos de las múltiples tribus."

Peter Gallego dijo...

Si, al parecer y según a la conclusión que hemos llegado todo se resume en la idea equívoca de que todos piensan o deben pensar como nosotros. Y cuando eso no sucede hacerles pensar así sea a la fuerza de la manera “correcta”.

Gracias por sus visitas y comentarios Galo, Hi6uera y Carlos.

Un saludo.