No tengo idea si en otros países salen a diario tantos comunicados oficiales. Me refiero a esas declaraciones escritas que hace un individuo o una organización con el fin de regañar/explicar/corregir/ informar/contradecir/responder a otra declaración dada anteriormente, paradójicamente otro 'comunicado oficial'. Tal vez exagero, tal vez no y me perdonarán por ‘no hacer la tarea completa’ y dar un informe preciso pero en el transcurso de esta semana (y apenas estamos en la mitad) van no menos de cinco o seis de estos comunicados. Más de uno por día. Que exageración.
Lo cual me plantea varias cosas. Una de ellas es la necesidad que tenemos en Colombia de tener que acudir a esos comunicados para hacernos entender. Ya la palabra hablada no basta ni importa. Y es necesario entonces que periódicos y revistas publiquen los dichosos comunicados y en TV y en radio nos hagan escucharlos. Además que eso de mandar comunicados o escribir cartas abiertas da una especie de prestigio o poder. No sé, pueden ser impresiones mías, pero las veces que yo he tenido que corregir o informar algo nunca he tenido que escribir un ‘comunicado oficial’, sencillamente digo y listo. No más.
Materia aparte es el lenguaje y el tono que usan los comunicados en cuestión. Muchos de ellos para ponerse uno a reír. Algunos piensan que uno es bruto o que sé yo. Ejemplo: el comunicado de Mattel sobre sus juguetes con pintura envenenada de plomo.. No tengo el link (por más que lo busqué no lo encuentro pero al que hago mención es el que pasaron en radio la semana pasada) pero decían palabras más o menos que ‘como siempre seguirán verificando la seguridad de sus juguetes pues lo más importante para ellos es la seguridad de nuestros hijos’. ¡Ja! ¿Ven? No dicen nada con relación a que sí hubo un error en sus proceso y a que sí pusieron en riesgo la vida de muchos niños. Es el típico ejemplo de los comunicados de este tipo, minimizan los gravísimos errores que se cometieron y hacen todo lo posible para que sus consumidores no pierdan la ‘absoluta’ confianza en su empresa. Nada más importa. “¿Gravísimos errores en producción que ponen en peligro la salud de los clientes? ¡¡Preparen un comunicado para decir que no ha pasado nada!!”
Claro, mucho mejor que dar entrevistas o hacer una rueda de prensa. ¿Han visto que lo único que se sabe del gobernador de Cundinamarca Pablo Ardila desde que se está ventilando el tema de sus dudosos manejos de dinero son sólo comunicados oficiales? Por supuesto diciendo que el no ha hecho nada y que todo se trata de un montaje para desprestigiar su excelente gestión y enseguida pasan a enumerar cuántos colegios y cuánta inversión y cuánto bla, bla, bla... Pero dar la cara... nada.
Para eso les sirven a aquellos los dichosos comunicados. Para que temerosos y cobardes dueños de empresas, políticos y criminales (sí, también ellos escriben sus versiones en flamantes “comunicados oficiales”) se escondan detrás de una hoja de papel que muchas veces les escribieron sus comunicadores que estudiaron varios años en la academia para escribir mucho pero decir poco en sus inservibles comunicados de la nada.
Lo cual me plantea varias cosas. Una de ellas es la necesidad que tenemos en Colombia de tener que acudir a esos comunicados para hacernos entender. Ya la palabra hablada no basta ni importa. Y es necesario entonces que periódicos y revistas publiquen los dichosos comunicados y en TV y en radio nos hagan escucharlos. Además que eso de mandar comunicados o escribir cartas abiertas da una especie de prestigio o poder. No sé, pueden ser impresiones mías, pero las veces que yo he tenido que corregir o informar algo nunca he tenido que escribir un ‘comunicado oficial’, sencillamente digo y listo. No más.
Materia aparte es el lenguaje y el tono que usan los comunicados en cuestión. Muchos de ellos para ponerse uno a reír. Algunos piensan que uno es bruto o que sé yo. Ejemplo: el comunicado de Mattel sobre sus juguetes con pintura envenenada de plomo.. No tengo el link (por más que lo busqué no lo encuentro pero al que hago mención es el que pasaron en radio la semana pasada) pero decían palabras más o menos que ‘como siempre seguirán verificando la seguridad de sus juguetes pues lo más importante para ellos es la seguridad de nuestros hijos’. ¡Ja! ¿Ven? No dicen nada con relación a que sí hubo un error en sus proceso y a que sí pusieron en riesgo la vida de muchos niños. Es el típico ejemplo de los comunicados de este tipo, minimizan los gravísimos errores que se cometieron y hacen todo lo posible para que sus consumidores no pierdan la ‘absoluta’ confianza en su empresa. Nada más importa. “¿Gravísimos errores en producción que ponen en peligro la salud de los clientes? ¡¡Preparen un comunicado para decir que no ha pasado nada!!”
Claro, mucho mejor que dar entrevistas o hacer una rueda de prensa. ¿Han visto que lo único que se sabe del gobernador de Cundinamarca Pablo Ardila desde que se está ventilando el tema de sus dudosos manejos de dinero son sólo comunicados oficiales? Por supuesto diciendo que el no ha hecho nada y que todo se trata de un montaje para desprestigiar su excelente gestión y enseguida pasan a enumerar cuántos colegios y cuánta inversión y cuánto bla, bla, bla... Pero dar la cara... nada.
Para eso les sirven a aquellos los dichosos comunicados. Para que temerosos y cobardes dueños de empresas, políticos y criminales (sí, también ellos escriben sus versiones en flamantes “comunicados oficiales”) se escondan detrás de una hoja de papel que muchas veces les escribieron sus comunicadores que estudiaron varios años en la academia para escribir mucho pero decir poco en sus inservibles comunicados de la nada.
1 comentario:
Es cierto en esa carrera de comunicador social enseñan eso de escribir mucho y decir poco, a veces me gusta practicarlo. Obviamente el fin es minimizar el impacto de las palabras cuando se requiere o maximizarlo en otros casos, pero, en últimas, manipular el lenguaje para obtener resultados, en la mayoría de ocasiones, salirse de un problema o hacerse el pendejo, entre otras.
:D
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