25 marzo 2008

Un poquito de esperanza

Que el internet sea como la vida real, no lo pone en duda casi nadie. Total, todo lo bueno y lo malo de las personas que la usan hacen que internet sea todo lo bueno o malo que uno se pueda imaginar. Por supuesto, siempre es mejor ver que las cosas se usen provechosamente y para beneficio de los demás. Y cuando esos servicios son desprovistos de cualesquier lucro o ganancia personal son más meritorios todavía.


Estoy pensando en dos grupos de personas. Uno de ellos los wikipedistas. Soy un usuario de la Wikipedia en español desde hace varios años ya. Cuando la empecé a consultar tenía unos 20 o 30 mil entradas. Ahora son casi 350.000 y sigue creciendo. No deja de asombrarme la velocidad con la que actualizan, casi a la par de las propias noticias. Por ejemplo el 19 de marzo pasado murió un escritor que admiro mucho, Arthur C. Clarke en Sudáfrica. Cuando me di cuenta, y así de pura curiosidad, fui a ver este artículo en la Wikipedia y ya estaba actualizada aunque su muerte había sido anunciada tan sólo unos minutos antes. ¡Incluso por la diferencia horaria yo estaba leyendo el 18 de marzo que el escritor había muerto el 19! Cosas de la velocidad de los wikipedistas.


El otro grupo son todavía más anónimos que los wikipedistas a los que incluso se les puede consultar su perfil. Se trata de los traductores de series. Para los que no dominamos el inglés pero que aún así nos gusta la actual tv usamericana los traductores hacen un trabajo que nunca nos cansaremos de agradecer y admirar. Ejemplo, los capítulos de Lost que pasan los jueves en los Estados Unidos ya tienen subtítulos unas horas después de emitido el episodio. Y no sólo pasa con las series más taquilleras, lo mismo traducen a Heroes que a Damages o a Prison Break que In Treatment. ¿Que los motiva a realizar un trabajo del cual no van a sacar mayores beneficios? Parece claro que no es prestigio personal pues en su mayoría todos usan nicknames que los dejan en casi total anonimato. Supongo que habrá formas de conocerlos pero seguro que muchos son como yo que sólo buscamos como locos los subtítulos para disfrutar del episodio.


Personas desconocidas que nos hacen la vida más placentera y que nos ayudan de formas inimaginables para ellos. Desde acá y si alguno de ellos lee estas palabras: Infinitas gracias. Cosas como estás me hacen guardar una luz de esperanza de que las cosas pueden ser mejores.

Snif!

17 marzo 2008

Las temporales

Ya saben muchos de mi animadversión hacia los bancos y las EPS. Entidades que nos toca usar por obligación, y a las malas, (uno cuando estamos ilíquidos y el otro cuando estamos enfermos, figúrense ustedes) pero si por mi fuera deberían dejar de existir. Bueno, en sí mismas no es que sean malas, pero por lo menos creo que deberían ser manejadas de un modo distinto.

Ahora para completar la trilogía (¿han notado que muchas cosas —libros y pelis, por ejemplo— entraron en la moda de enviar de a tres?) de entidades funestas hoy me toca escribir sobre la última (que no porque sea menos perversa sino por capricho del autor, o sea yo): Las empresas de trabajo temporal y que algunas veces disfrazan con el titulo de cooperativas.

Ya me los imagino asintiendo con la cabeza y pensando que tengo toda la razón. ¿Hay en el país empresas más malevas, perversas y explotadoras que las empresas de trabajo temporal? No, y si conocen otra por favor arguméntenme porqué, pues yo estoy convencido de que están en el top de los top de maldad.

Claro, para que hayan empresas temporales estas tienen que ser contratadas por otras empresas que forman una perjudicial 'eje del mal' en el que por obligación caen millones de colombianos con necesidad de empleo y a los que llevan por meses y hasta años firmando contratos de dos meses cada tanto. Por supuesto que ellos —las empresas y las temporales— no ven nada de malo en su jueguito y hasta argumentan que están haciendo un bien al país al ofrecer trabajos con prestaciones sociales, primas y afiliaciones a la salud.

No obstante yo no veo nada justo en que una empresa con capacidad de contratar a alguien directamente prefiera contratar mediante una temporal. Por supuesto, reconozco que en ocasiones es necesario usar este método, por ejemplo cuando una empresa sabe que necesita trabajadores por una temporada especial, digamos los almacenes en diciembre o los floricultores en enero. Pero ya no sería justo que si el trabajador se vuelve de índole permanente este siga con caracter de temporal para efectos de contrato.

Más indignado me siento cuando los gobiernos hablan de reducción en la taza de desempleo cuando millones de trabajadores trabajan en esas circunstancias. ¿Que digno puede ser un trabajo para alguien que no tiene seguridad si va a tener ese mismo trabajo en un par de meses? ¿Cómo puede planear una deuda o anticipar una obligación cuando trabaja —y vive— con la permanente (esa sí) duda de si seguirá con trabajo en el futuro?

A ver si nos organizamos y alguien allá dónde se hacen las leyes nos arregla este desorden. Bueno, por lo menos aquellos que no están presos. Aunque no me hago muchas ilusiones. Muchos de ellos o son dueños de empresas temporales o las usan para contratar en su empresa.


11 marzo 2008

El protegido

No tengo caries. Sí, es la pura verdad. No tengo ni una caries, nunca me ha dado y es muy posible que nunca vaya a darme. A pesar de que es la enfermedad más frecuente de la humanidad parece que por una extraña —y maravillosa— casualidad genética soy inmune a ella.


Nunca me ha trasnochado un dolor de muelas y en treinta y pico de años he ido al odontólogo dos veces. En ambas las auxiliares de odontología exclamaron/preguntaron sorprendidas ¡no tienes calzas! y yo con un orgullo interno y tratando de responder lo más modesto que pude dije: "No, soy inmune"


No me cepillo especialmente bien, de vez en cuando uso la seda dental y casi nunca enjuagues bucales. Mi inmunidad a la caries va más allá de sentirme bien fisicamente. En ocasiones creo que muchos factores externos e internos se tienen que conjugar para que uno sea inmune a una enfermedad (una vez leí de alguien inmune al VIH). Y eso me hace sentir bien, pero bien de verdad. Creo que por más que algo o alguien quiera que las cosas funcionen mal si posees esa especie de 'inmunidad' todo seguirá marchando normalmente, felizmente.


Y no saben ustedes cuantas aburriciones me ha evitado el hecho de pensar de que así como soy invencible a la enfermedad más común del planeta —así, y quizás sin saberlo— mágicamente soy invencible a las miles de desgracias que pudieran acontecerme.


Y me tranquilizo mucho.


06 marzo 2008

Los años no llegan solos

Dicen que los años no llegan solos. Quizás sea cierto y es sólo cuando vas arrancando hojas del calendario que te das cuenta de que es verdad. Yo, por ejemplo, me he dado cuenta que me chocan cada vez más cosas, como si una especia de 'espiritu insoportable' se apoderara de mí a medida que pasa el tiempo.

Me puse en la tarea de anotar qué cosas se me hacen insoportables. Siempre pensando que no eran más de cinco o seis y que a lo sumo irían a llegar a una docena, por mucho. Nada. Comencé y algo dentro de mí empezo a escribir y escribir parando unicamente porque no tuve más tiempo de seguir. Para mi sorpresa llegué a más cien... y contando.

Justamente... los años no llegan solos.


1. Madrugar 2. Mi conexión de 200k 3. Las ratas 4. La caca de perro 5. Los gatos 6. La caca de gato 7. Los bancos 8. Los banqueros 9. Las EPS 10. Las recepcionistas 11. Las filas 12. Los vagones del metro llenos 13. Irme parado en el bus 14. La cocacola al clima 15. Que me demoren en la tienda 16. Una sopa fría 17. Los portaminas 18. Las ventanas emergentes 19. El spam 20. Los forward 21. Las monedas de 20 y 50 pesos 22. Una mesa sin limpiar en un restaurante 23. Una televisor prendido sin que nadie lo este viendo 24. Un perro ladrando de noche 24. Si es en la madrugada, peor 25. Pisar un charco en medias 26. Las requisas cuando estoy saliendo de Carrefour 27. Los resfriados 28. Que llueva y haya olvidado mi paraguas 29. Un tinto maluco 30. Un cedé rayado 31. De hecho, los cedes 32. Un cuchillo sin afilar 33. Que se me pierda la seña donde voy del libro que esté leyendo 34. La nariz congestionada 35. Las novelas de la tarde 36. La películas de Teleantioquia 37. El telefax 38. Los faxes 39. La mala ortografía 40. Mi eterna tos 41. La música de los buses 42. Los trancones 43. Una mesa coja 44. Gaseosas de dispensador 45. Vecinos que no dejan dormir 46. El precio de las crispetas en los cines 47. Los clips 48. Endulzarme 49. Engrasarme 50. Embarrarme 51. El blablablá en las emisoras musicales 52. La música en las emisoras habladas 53. Los feeds incompletos 54. Que le hayan quitado secciones a un periódico antes de yo leerlo 55. Que hayan personas tan lentas en los cajeros automáticos 56. Alguien que se quiera pasar de listo conmigo 57. Hacer cambios en un supermercado 58. Los domingos a las 9:00 PM 59. Un blog con fondo negro y letras amarillas (sí, los hay) 60. Que me pongan conversa en el metro 61. Que el libro que quiera prestar en la biblioteca este ya prestado o en reserva 62. Peor aun si está en "procesos técnicos" 63. Unas gafas sucias 64. El olor de las calles cuando empieza llover 65. Que me estornuden cerquita 66. La gente que habla en los cines 67. Los dolores de cabeza 68. No encontrar las llaves 69. Los trolls 70. La llamada en espera 71. La billetera en el bolsillo de atrás del pantalón 72. Los avisos de error de Windows 73. Los videos de YouTube incompletos 74. Los SMS de rifas que manda Tigo 75. El reguetón 76 Tener las uñas largas 77. El clima, la hora y las mascotas virtuales en un blog 78. Personas que aparecen en la casa sin avisar 79. Las fiestas de bodas 80. Las verdades absolutas 81. Los canales fashion 82. Los suéteres cuello tortuga 83. Usar el escensor con más personas 84. MTV 85. Los titulares en los periódicos con palabras que terminan en -iría 86. Los sudokus 87. La barba 88. La moda de los dúos de los cantantes 89. Las empresas de trabajo temporal 90. El messenger 91. Que llamen a verderme algo 92. Afeitarme 93. Sacar la basura 94. Lavar los platos 95. Las parodias de Sábados Felices 96. Los blogs de poesía 97. El machismo 98. El feminismo 99. Que se me acabe la batería del celular 100. Los vendedores de amway, estarbien, y esos sobrecitos de suplementos alimenticios 101. Una toalla mojada 102. Decir 'rostro' en lugar de 'cara' 103. Las carreras de observación 104. Tener las manos sucias 105. Los grupos hate del Facebook 106. La billetera sin dinero 107. Monedas en el bolsillo 108. El comunismo 109. Las repeticiones de películas en la TV 110. Las películas de zombis 111. Que corten los créditos en la tele 112. Peor si es en un cine 113. La letras de las canciones de Juanes...

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